Edición Octubre 2014
Si hay algo que abunda en las calles de Barracas son las
fábricas, las herramientas, las extensas jornadas laborales y el esfuerzo. Pero
si a ese engranaje se le añade el valor agregado de la inclusión social, puede
pasar algo similar a lo que ocurrió en la escuela Técnica Nº 10 Fray Luis
Beltrán. Sin descanso y con un solo objetivo en común, alumnos y profesores le
buscaron la vuelta para no dar tregua al individualismo e idearon una calesita
para chicos con movilidad reducida que pronto estará a disposición de la
comunidad.
“Lágrimas y orgullo”,
“felicidad”, “ver que nuestro proyecto se hizo realidad”, resumen los chicos de
entre 16 y 18 años al imaginar el momento en que el juego de la sortija se
encuentre instalado en cada plaza. Ese motor los impulsó a quedarse fuera de clase,
a trabajar alrededor de once horas en el prototipo sin notarlo, y como cuenta
Facundo Marrero, alumno de 4º año, a “pensar en tercera persona”, a creer que si
alguien quiere realizar un proyecto, por más difícil que parezca “puede
esforzarse y llevarlo a cabo”.
La calesita innovadora comenzó a girar en sus cabezas un año atrás, cuando los profesores de tecer año de mecánica les propusieron presentar un proyecto para la feria de ciencias bajo la premisa de pensar en el otro. “Empezamos con una lluvia de ideas, pensando en que había alguna que otra calesita para discapacitados en las que los tienen que subir con las sillas y hamacarlos, pero nosotros quisimos que el mismo chico se hamacara”, relata Johanna Cabrera, profesora del taller de mecánica. En ese sentido, su compañero Pedro Susino explica con entusiasmo que el objetivo es que el chico “se sienta bien y no se sienta atado, que esos diez o quince minutos el pibe sea otro”.
La calesita innovadora comenzó a girar en sus cabezas un año atrás, cuando los profesores de tecer año de mecánica les propusieron presentar un proyecto para la feria de ciencias bajo la premisa de pensar en el otro. “Empezamos con una lluvia de ideas, pensando en que había alguna que otra calesita para discapacitados en las que los tienen que subir con las sillas y hamacarlos, pero nosotros quisimos que el mismo chico se hamacara”, relata Johanna Cabrera, profesora del taller de mecánica. En ese sentido, su compañero Pedro Susino explica con entusiasmo que el objetivo es que el chico “se sienta bien y no se sienta atado, que esos diez o quince minutos el pibe sea otro”.
El prototipo estuvo a disposición de los vecinos y curiosos
durante la Expo Beltrán, el 16 del mes pasado en Vieytes al 900 en las
instalaciones de la escuela. Los nueve alumnos involucrados en llevar adelante
el proyecto representaron al juego infantil como una plataforma circular a la
altura del suelo, que funciona a través de un sistema de palanca para manos y
pies. “Los chicos empujan la palanca y la calesita se impulsa y vuelve sola”,
explica Johanna señalando la mini calesita que con lleva grandes promesas.
Según un relevo que realizó durante el 2013 el Servicio
Nacional de Rehabilitación, solo en la provincia de Buenos Aires hay 17.115
personas menores de 15 años que posee algún tipo de capacidad diferente. El 12
% de ese total, lo representan aquellos con alguna discapacidad motora. En ese
sentido, Johanna cuenta que como grupo buscan “lograr la inclusión social, la motivación, la rehabilitación
corporal, y por qué no, mental de los chicos”.
Fue durante la Bienal Biel + Light + Building, que tuvo lugar
en La Rural el año pasado, que los integrantes del grupo “Calesa” pudieron
mostrar su iniciativa frente al público de la industria a nivel internacional, entre
otras exposiciones. Cada paso los llevó más cerca de su objetivo: construir la calesita
en escala real. Así fue como “el
Rotary nos propuso hacer la calesita, y el proyecto está pensado para el año
que viene”, cuenta Susino.
Tras ganar el quinto puesto en la feria regional Innova a
principios del mes pasado, el próximo desafío se les presenta pisando fuerte: del
9 al 14 de noviembre competirán en la 48 Feria Nacional de Ciencias en el
predio de Tecnópolis, con la posibilidad de ir más allá y concursar en el
exterior a nivel internacional. Si bien las expectativas son enormes, para este
grupo de emprendedores la victoria implica algo mucho más profundo: “Nosotros
lo único que hacemos es abrir puertas, porque el verdadero ganador es el que va
a usar la calesita, dice con énfasis Stefanía Martin, profesora de la parte
teórica de la materia de mecánica. Destaca, además, la importancia que tiene el
trabajo en conjunto como generador de valores positivos dentro del aula, al
pensar que “esto no es ni para vos ni para mí, es para alguien que no tiene lo
que vos y yo tenemos, entonces yo te valoro, vos me valorás a mí y yo valoro al
otro”.
Quienes hicieron posible este proyecto |
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