sábado, 15 de diciembre de 2012
Son sus ojos, son los tuyos
Sopla el viento y no llega.
No alcanza,
para apagar el fuego de las velas,
porque se cumplen años,
y las puertas no se abren.
Caen unos, caen otros.
Otros miran. Se deleitan.
Los ojos ven negro,
las telas se manchan, en los telos.
Los telones se cierran
y el espectáculo se encubre.
Las manos pequeñas,
las lágrimas del mar de la inocencia,
que navegan en ojos tristes.
Risas, insoportables.
Canciones de cuna que se
pierden en la tierra,
la misma que adormece nuestros sentidos.
El símbolo intercambiable,
por el que se vende carne humana.
El canibalismo y el disfraz para esta gran fiesta,
el rito donde la sangre se tiñe de blanco.
Porque solo algunos son los protagonistas,
de la tragedia,
de la muerte del alma.
Porque no sentimos.
Lo mismo.
Justicia por Marita Verón.
Justicia por todas las víctimas de la trata de personas.
miércoles, 5 de diciembre de 2012
Causas Armadas en Argentina, parte 2
Entrevista con Alejandro Bordón
“Las heridas que te quedan son las del alma”
De la boca del subte de Avenida de Mayo sale un hombre vestido con campera beige y jeans. Las fotos que circulan en internet de Alejandro Bordón muestran a un hombre con el pelo morocho, con su carnet de trabajador de aeroparque sonriendo delante de un avión Boeing. Su cabeza ahora está cubierta de canas, le faltan los cuatro dientes frontales superiores. Sentado en un café porteño, saca de su mochila negra recortes de diarios, fotos, panfletos que repartieron los vecinos cuando aún estaba preso, y un plano que diseñó en su celda que detalla la escena del crimen por el que lo acusaron injustamente.
¿Cuál fue tu reacción cuando te acusaron de matar a Nuñez?
Lamentablemente lo que me pasó no me sorprendió, porque yo se los niveles de corrupción de la policía, lo vemos. Y es muy desesperante que no te sorprenda. Yo sabía que iba a ser muy difícil torcerle el brazo al sistema. Y si hay algo que nosotros teníamos bien en claro, que lo tuvo en claro Susana, mi esposa, es que teníamos que salir a la calle.
Lamentablemente lo que me pasó no me sorprendió, porque yo se los niveles de corrupción de la policía, lo vemos. Y es muy desesperante que no te sorprenda. Yo sabía que iba a ser muy difícil torcerle el brazo al sistema. Y si hay algo que nosotros teníamos bien en claro, que lo tuvo en claro Susana, mi esposa, es que teníamos que salir a la calle.
¿No confiabas en que la Justicia probara tu inocencia en ese momento?
Como sabemos, en el sistema en el que estamos, la única manera era convocar a los medios, llamar la atención, volantear, presionar, defender mi buen nombre y honor. Porque si yo hubiese sido un delincuente no hubiera tenido 200 personas en un juicio.
Por suerte la solidaridad con mi familia fue muy grande. A mí me saca la gente. Yo tuve voz, hay mucha gente que no la tiene.
Como sabemos, en el sistema en el que estamos, la única manera era convocar a los medios, llamar la atención, volantear, presionar, defender mi buen nombre y honor. Porque si yo hubiese sido un delincuente no hubiera tenido 200 personas en un juicio.
Por suerte la solidaridad con mi familia fue muy grande. A mí me saca la gente. Yo tuve voz, hay mucha gente que no la tiene.
¿Por qué creés que fuiste víctima de una causa armada?
Portación de rostro, portación de vestimenta. Conmigo se confundieron. Pensaron: “Este negrito anda con un equipo de gimnasia, bucito blanco”, y me preguntaban (la policía): “¿Vas a trabajar a aeroparque? ¿Por qué andás vestido así?” Porque en la zona de Monte Chingolo roban a cada rato y, si me robaban, las pérdidas eran mínimas. Me ponía lo peor.
Portación de rostro, portación de vestimenta. Conmigo se confundieron. Pensaron: “Este negrito anda con un equipo de gimnasia, bucito blanco”, y me preguntaban (la policía): “¿Vas a trabajar a aeroparque? ¿Por qué andás vestido así?” Porque en la zona de Monte Chingolo roban a cada rato y, si me robaban, las pérdidas eran mínimas. Me ponía lo peor.
Alejandro Bordón fue detenido la mañana del 5 de octubre de 2010 en Monte Chingolo, partido de Lanús. Por ese tiempo una ola de inseguridad había alertado a los choferes de colectivos de esa zona, y decidieron hacer un paro por 24 horas. Esa madrugada a las 4.30 se produjo el asesinato de Juan Alberto Nuñez, un chofer de la línea 524 que se dirigía a buscar su unidad para comenzar el recorrido. Diez minutos más tarde Bordón tomó el colectivo en dirección al centro de Lanús, para luego tomar una combi hasta Aeroparque, donde trabajaba desde hacía ocho años en una empresa de catering. Un policía vestido de civil, subió al colectivo y le apuntó con un arma. “Qué le hiciste al chofer, qué le hiciste al chofer?” le repetía mientras lo obligaba a arrodillarse y le daba culatazos en la cara. “No sabía de que se trataba, no sabía porque me pegaba- dice Bordón – me entero que es policía cuando habla al 911.” Se trataba de David Alberto Quijano, quien se desempeñaba en la DDI de Campana, y vivía a seis cuadras de la casa de Alejandro Bordón. “El paro de colectivos paralizó Buenos Aires- comenta el trabajador gastronómico- Tuvo que salir Scioli con los botones anti pánico”. También recuerda que el Ministro de Justicia y Seguridad Bonaerense, Ricardo Casal, declaró para aplacar el descontento social que ya habían detenido al culpable, y que se trataba de un crimen pasional. “Necesitaban uno sí o sí.”, reflexionó Bordón.
El maltrato que sufriste por parte de la policía, ¿de qué forma te afectó?
Las heridas que te quedan son las del alma. Yo he cobrado en la comisaría. Cuando llegué a Sierra Chica el Servicio Penitenciario me dio la bienvenida con una paliza. Las cicatrices físicas que me quedaron pasan, los dientes me los voy a arreglar. Antes no tenía el pelo tan blanco. El otro trauma son las privaciones que sufrí, me manejaban la vida con la presunción de que era culpable. Pero lo que más me marcó, lo que más me pone mal, es acordarme de ver llorar a la gente que me quiere. De verlo a mi hijo en Sierra Chica, y al más chico que trataba de no verme. De verlo a mi papá secándose las lágrimas como una criatura. Verla a mi mujer, y ver la mirada triste.
Las heridas que te quedan son las del alma. Yo he cobrado en la comisaría. Cuando llegué a Sierra Chica el Servicio Penitenciario me dio la bienvenida con una paliza. Las cicatrices físicas que me quedaron pasan, los dientes me los voy a arreglar. Antes no tenía el pelo tan blanco. El otro trauma son las privaciones que sufrí, me manejaban la vida con la presunción de que era culpable. Pero lo que más me marcó, lo que más me pone mal, es acordarme de ver llorar a la gente que me quiere. De verlo a mi hijo en Sierra Chica, y al más chico que trataba de no verme. De verlo a mi papá secándose las lágrimas como una criatura. Verla a mi mujer, y ver la mirada triste.
¿Vas a hacer algo para que se haga Justicia con tu caso?
A mí en la cárcel me dijeron que cuando saliera me quedara tranquilo. Pero sería defraudar a toda la gente que luchó por mí. Porque esto me pasó mí, pero si esto le pasa a mi hijo yo me muero. La plata no me interesa, sé que me merezco un resarcimiento, por lo menos por lo q sufrió mi familia.
A mí en la cárcel me dijeron que cuando saliera me quedara tranquilo. Pero sería defraudar a toda la gente que luchó por mí. Porque esto me pasó mí, pero si esto le pasa a mi hijo yo me muero. La plata no me interesa, sé que me merezco un resarcimiento, por lo menos por lo q sufrió mi familia.
¿Estar en prisión te cambió tu forma de ver la vida?
La cárcel te cambia en un montón de cosas, ahora vivo más tranquilo. Yo trabajaba mucho y no me daba cuenta de todo lo que tenía. Estaba 17 horas laburando y después estaba muy cansado como para disfrutar a mi familia. Antes me quejaba de viajar 20 minutos para ir a trabajar. Después de la experiencia de haber estado preso, disfruto del viaje, miro, leo. Es sentir la libertad. No te das cuenta lo que vale hasta que pasás por algo así.
La cárcel te cambia en un montón de cosas, ahora vivo más tranquilo. Yo trabajaba mucho y no me daba cuenta de todo lo que tenía. Estaba 17 horas laburando y después estaba muy cansado como para disfrutar a mi familia. Antes me quejaba de viajar 20 minutos para ir a trabajar. Después de la experiencia de haber estado preso, disfruto del viaje, miro, leo. Es sentir la libertad. No te das cuenta lo que vale hasta que pasás por algo así.
Trabajo en conjunto con Irupé Almude
Causas armadas en Argentina
EL BRAZO TORCIDO DE LA JUSTICIA
“Te
voy a poner dos sueros así te morís bien despacito hijo de puta”. Esas fueron
las primeras palabras que escuchó Fernando Carrera cuando despertó en el Hospital Pena de Parque
Patricios. Además, tenía ocho tiros en el cuerpo, y una causa abierta por “homicidio
agravado en tres oportunidades”. Según el relato de los oficiales de la
Comisaría 34, el
acusado era sospechoso de robarle 750 pesos a un integrante del Ejército. La
noticia trascendió en los medios como “La masacre de Pompeya”, y Carrera fue
condenado a 30 años de prisión por el Tribunal Nº 14 en 2007. Luego de siete
años y medio de cumplir la sentencia en las cárceles de Devoto y Marcos Paz, un
fallo de la
Corte Suprema lo declaró con falta de mérito y mandó
a revisar su caso.
Pero Fernando Carrera no es el primer
caso de causas armadas por la policía. Alejandro Bordón estuvo preso por un año
y medio, acusado de asesinar a un chofer de la línea de colectivos 524, en el
partido de Lanús. La única prueba que vinculaba a Bordón con el crimen
era que ese día tenía puesto un buso blanco, al igual que el sospechoso.
Claudio Marcelo Herrera también fue preso injustamente, por matar supuestamente
a la dueña de un boliche de Quilmes. Estos son algunos casos que lograron
trascender, en parte por la magnitud de los hechos, pero la lista sigue e
incluye también causas menores, por robos de partes automotores y por consumo
de drogas.
Según una investigación del programa
Justicia Democrática del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) la
persona acusada puede estar hasta cinco años detenida sin condena confirmada.
La mayoría de las causas armadas quedan disueltas en la etapa del juicio oral
por falta de pruebas, y el crimen real no se termina de investigar. Al
respecto, el último Informe Anual de la
Procuración Penitenciaria de la
Nación, realizado en el 2009, muestra que en la
Argentina hay
54.537 personas presas dentro del sistema federal. Esto da un promedio de
13.722 presos cada 100 mil habitantes. Sin
embargo, dentro del total mencionado el
59% de la población carcelaria se encuentra sin una sentencia firme.
Lejos
quedó en Argentina el cumplimiento del artículo 18 de la
Constitución Nacional: “Nadie
puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del
proceso”. Este
es el primer derecho que se viola en nuestro país. En estos últimos años
se ha agregado un nuevo término dentro del proceso penal: “los jueces en el
conurbano bonaerense, usan el término de certeza negativa. No hay certeza
negativa de que vos no cometiste un ilícito”, explica Walter Brizio, integrante
del Servicio de Paz y Justicia (SERPAJ). Además, añade: “Estamos llegando
a que uno tiene que probar su inocencia, contrariamente a lo que dice la
Constitución.”
El
abuso por parte de las fuerzas de seguridad no es novedad, la misma comisaría
implicada en el caso Carrera ya había sido protagonista del caso de Ezequiel
Demonty, quien en 2002 fue golpeado por efectivos de la 34 y obligado a tirarse
al Riachuelo. Al respecto María del Carmen Vardú, fundadora de la Coordinadora contra la
Represión Policial e
Institucional(CORREPI), afirma que la formación de los policías
consiste en prepararlos para disparar cuando se le de la orden: “El jefe de los
instructores de las fuerzas policiales federales les enseña a llevar el arma en
la calle, en condición de disparo inmediato. Es decir, con la bala en recámara,
sin seguro y amartillada”.
Vardú
dice que, a la
hora de aprehender al sospechoso, todos
los policías utilizan en sus cargadores una bala de ojiva sólida y una bala de
punta hueca o de punta chata, porque de esa manera con la primera atraviesan y
con la segunda golpean. “Es la técnica del doble tap, la que es enseñada por
los instructores oficiales”, asegura. El uso de balas de punta hueca
estaba prohibido cuando Carrera es detenido. Según la abogada de CORREPI, la
razón por la que ocurren estas causas inventadas se relaciona con el puntaje
que cada comisaría obtiene por la cantidad de detenciones que realiza en
determinado tiempo. Esto le permite cotizar mejor a la hora de designar un
nuevo comisario para la evaluación de cada comisaría.
Contratiempos Judiciales
"Cuando la gente dice que la
Justicia lenta
no es justicia, tiene razón", sentenció el presidente de la
Corte Suprema de
Justicia de la
Nación, Ricardo Lorenzetti en la apertura del año
judicial del 2011. La abogada de Fernando Carrera, Rocío Rodríguez López
coincide con esta postura, y agrega que la burocracia
judicial entorpece la defensa de los acusados: “Es como si fueran una fábrica
automatizada aplicada a las causas- afirma López- el que entra a trabajar ahí
termina devorado por la máquina, como la película de Chaplin, Tiempos
modernos”. La abogada dice que el actuar negligente de la
Justicia no es,
en la mayoría de los casos, una “conspiración”, sino que la rutina de papeleo
en los tribunales lleva a que se cometan errores constantemente.
La Corte Suprema
de Justicia mandó a revisar el expediente de Carrera luego de que la causa les
llegara en el 2008. En el fallo consideró que la sala III de la
Cámara Federal de
Casación Penal “no efectuó una revisión integral, exhaustiva y amplia del fallo
condenatorio, y que omitió analizar en forma debida”. López sostiene que el primer derecho
que se le violó a su defendido fue el “Derecho a la inocencia”, porque siempre
la sospecha operó en su contra. “En el Juicio Oral parte del tribunal, sobre
todo el presidente Hugo Cataldi, estuvo en contra de la defensa. Siempre es así
y en esta oportunidad era bastante evidente”, denuncia la abogada.
Según
la defensora de Carrera, en este caso los jueces fueron pro-Policía, y “la
única jueza que creíamos que podía ser un voto a favor, la doctora Ángela
Ledesma, se excusó una semana antes de la audiencia”. Ledesma presidía el
Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales (INECIP). Esta
institución había enviado una nota antes del juicio en la que afirmaba que
miraba con preocupación el caso. “Los otros dos jueces ya lo habían
condenado antes que empiece el proceso solo por lo que estaba escrito por la
policía”, critica López.
Con
respecto al rol del Estado en el caso de los errores cometidos en el ámbito
Judicial, el panorama nacional cambia cuando la reforma constitucional de 1994
incorpora a los organismos internacionales al mismo nivel jerárquico que la
Carta Magna. La Constitución
Nacional histórica
no preveía el caso de las causas armadas específicamente. Por ese motivo
cobraron relevancia las resoluciones de La
Comisión Americana de
Derechos Humanos que afirman en el artículo
9, inciso 5 que “toda persona que haya sido ilegalmente detenida o presa,
tendrá el derecho efectivo a obtener reparación”. Igualmente, el resarcimiento
por los derechos violados es de un monto poco relevante comparado con el daño
que sufren los injustamente acusados. Además, muchos explican que
el tiempo perdido es algo que no puede devolverse.
Trabajo en conjunto con Irupé Almude
Trabajo en conjunto con Irupé Almude
viernes, 30 de noviembre de 2012
Enrique Piñeyro: “"Hay dos formas de hacer plata sin trabajar, siendo piloto o actor"
El director y actor de 56 años habla pausado, piensa antes de contestar,
da ejemplos con las manos. En una habitación pintada de rojo oscuro, con un
escritorio, cuadros coloridos y un sillón estilo diván, se sienta con las
piernas cruzadas. “¿Le diste el menú?”, le pregunta a su asistente. Es que en
su productora, Aquafilms, ubicada sobre la calle Cabello en Palermo, el hombre
de la mirada entrecerrada explica que una de las “especialidades de la casa” es
ofrecer un menú a sus visitantes: moderno, con una oferta que va desde gaseosas
hasta sándwiches.
— Hasta 1999 eras piloto en LAPA ¿Cómo es que entra el cine en escena?
—El cine es una actividad sucedánea
de momento que no puedo volar, entonces me embarqué en esa. Y sí, es una
herramienta narrativa importante, que en ese aspecto me apasiona contar otra cosa, y creo que la herramienta es
esa. Hay gente que se apasiona por la herramienta y hay gente que se apasiona
por el fin, hay gente que le gusta viajar, y hay gente que le gusta volar
aviones en los cuales viaja otra gente.
A mí me gustaba la herramienta del vuelo, para otra gente es simplemente
un medio para ir de un lado a otro, para mí eso era el fin. Cuando dejé mi
trabajo como piloto de LAPA mi ingreso al cine fue casi sincrónico, de hecho
Garage Olimpo, una película en la que actué, se pre-estrenó un lunes, y el avión
se cayó al día siguiente. Siempre me había gustado actuar, eso sí me apasionaba
más y después empezó a transformarse en una herramienta narrativa con una
potencia bastante particular, que creo que por ahora ningún otro medio tiene.
— ¿En qué área te sentís más satisfecho? ¿Dirigiendo o actuando?
— Siempre dije que hay dos formas de
ganar plata sin trabajar, una es ser piloto y la otra es ser actor. Porque
hacés lo que hacías cuando eras chico, solo que ahora te pagan. Hay gente que
trabaja de verdad: a las nueve de la mañana va al banco y vuelve a las seis de
la tarde a su casa. Así que por ese lado es más divertido. Además, es lo que
estudié, nunca estudié cine. Pero también es cierto que es un trabajo en el que
manejo tiempos distintos. Como director, tomo decisiones que van a influir
directamente en el desenlace de los hechos, y me refiero a las consecuencias
que las películas tengan sobre la realidad, como por ejemplo que Fernando
Carrera esté afuera, o que a la
Fuerza Aérea le saquen el control de la aviación civil. Cuando
filmo un documental me planteo el efecto que eso puede tener sobre la realidad.
La ficción, en cambio, apunta más a la concientización o a la reflexión. Un documental
tiene mucho más peso específico.
En 2010 Piñeyro dirigió el “Rati Horror Show”, un documental que expuso
en la escena pública los abusos por parte de las fuerzas policiales,
particularmente con la causa de Fernando Carrera. Si bien afirma que el film
fue un “single shot”, una experiencia que no repetiría, las repercusiones que
la película trajo para la escena política y social sentó precedentes para futuras
investigaciones sobre el armado de causas.
— Con respecto a ese efecto del
cine, ¿cómo ves el rol en la denuncia social en la pantalla grande?
— Hasta ahora la venimos embocando. Impacta. Evidentemente impacta,
porque sea con Fuerza Aérea o con el Rati, las consecuencias políticas,
sociales y judiciales fueron reales. Porque en realidad Fuerza Área iba a ser
los extras de Whisky Romeo Zulú. Me
iba a poner una cámara adelante e iba a explicar porqué se cayeron esos dos
aviones. Al final, dije “no seamos tan bestias ni tan aburridos, pongamos una
animación, un poco de archivo, una camarita oculta”. Pero cuando terminamos
todo eso dijimos, “pero estos no son los extras, esto es una película”. En un
principio, evaluamos llevarla a la tele, pero nos dimos cuenta lo evanescente
que era. Lo mostrás el lunes y el miércoles todo el mundo se olvidó. Entonces,
la llevamos al cine y si bien la vio la décima parte de la gente, el peso
específico es tremendo, por lo que acontece socialmente, policialmente y
judicialmente. Y además, la vida que tiene una peli: sale de las salas, se va a
la tele, de la tele se va al dvd, da vuelta, después alguien la piratea en Youtube.
En realidad, la subimos nosotros a Internet para que por lo menos tuviera buena
calidad.
— ¿Qué significó “El Rati” a nivel profesional y personal?
— En lo personal fue una satisfacción muy grande, una sensación muy rara
que no me había pasado nunca. Sobretodo porque fue medio mágica, todo el mundo
estaba contento, como con la nevada, no había nadie en desacuerdo con la
nevada. Y acá sentía algo muy parecido. Es una sensación diferente porque
además, todas las otras películas eran denunciando algo, acá también, pero
básicamente era a favor de sacar un inocente de la cárcel.
— ¿Y por qué el caso Carrera y no otro?
—Cruce fortuito de caminos. Básicamente, mi hijo me mostró en Youtube un
programa de Nelson Castro en el que se contaba el caso Carrera, y pensé que era
otro caso más. Hasta que llama la jueza, y cuando la escuché hablar dije
“mamita, ¿esta mina con esta forma de hablar y de pensar va a conceptualizar
hechos que no presenció, y de esa abstracción convertirlos en una sentencia
judicial?” Y ahí me asusté, me quedé muy impactado con la jueza. Después
aparecieron acá dos periodistas, Pablo Galifero y Pedro Tesoriero, que me
propusieron un proyecto muy documental tradicional, que no me gusta mucho
porque siento que son programas de radio filmados. Y ahí empecé a mirar en
profundidad la causa, y me di cuenta que era un delirio.
— Cuando denunciaste lo de LAPA dijiste que te sorprendió que no te
hicieran ninguna denuncia desde el gobierno, ¿creés que hoy sería distinto?
— Bueno, fue distinto. Tengo once causas penales. Las gané todas, pero
no todas fueron calumnias e injurias: había lavado de dinero, sembrar el pánico
en la población, poner en peligro terceros superficiales, y con penas de 20 a 30 años de prisión. Eso
fue a partir de discutir por los radares con la Ministra de Seguridad Nilda
Garré. Ahí empezó.
— ¿Pensaste en hacer otro documental de otra causa?
— No, esto fue un “single shot”. Es un cartucho que se puede tirar una
sola vez, después ya no va a traer impacto. La cuota de investigación y trabajo
es, en verdad, la cuota que debería haber suplido el Estado con sus recursos. Ahora
haría una comedia, pero voy a hacer un cómic.
Una película épica, pero inspirada en un cómic.
El director del “Rati” es polifacético. Ingresó como piloto de LAPA en
1988, y participó en la investigación del accidente del Vuelo Austral 2553 que
se estrelló en Fray Bentos, Uruguay, en 1997. Habiendo denunciado previamente
las malas condiciones de las aeronaves y de operación, renunció en 1999 a la empresa. Ese año,
el 31 de agosto, se había estrellado el vuelo 3142 de esa misma aerolínea en
Aeroparque. En el accidente fallecieron 65 personas, hecho que el director
relató y protagonizó en el film Whisky
Romeo Zulú (WRZ) en el año 2004. Fuerza Aérea Sociedad Anónima fue el
corolario de WRZ, demostrando las irregularidades en el sistema de
aviación civil. Además de su rol de director, y de que confiesa no ser un
espectador frecuente de cine, participó en varias películas como actor, la
última en este año fue “Dormir al
sol”, del director argentino Alejandro
Chomsky.
La experiencia del “Rati” lo llevó
a seguir profundizando en el tema de las causas armadas, pero desde otro lugar.
Desde octubre de este año se conoció que será el director de la filial argentina de “The Innocence
Project”, una ONG estadounidense destinada a liberar presos por pruebas
implantadas.
— ¿Cómo surge participar en “The Innocence Project”?
— El teléfono me empezó a reventar después de la película, me llamaban
para contarme que estaban en la misma situación que Carrera. Y yo la verdad no
puedo hacer una película por cada uno, pero mientras hacíamos “El Rati”
habíamos caído en la cuenta de que existía el Innocence Project. Y entonces,
cuando se aquietó un poco la cosa, fuimos para allá y nos contactamos, y
empezamos a hacer todo el trabajo de armado para empezar.
— ¿Cuál es el objetivo de empezar acá con el proyecto?
— Los preceptos son liberar al inocente, trabajar con los estudiantes,
más específicamente con la formación, para que el día de mañana haya mejores
jueces fiscales y abogados. Otra de las acciones es promover legislación tal como
reservar la evidencia, revisar evidencia y que la policía se identifique y no
se presente de civil.
— Con respecto al proyecto del polo audiovisual impulsado por la
presidenta Cristina Kirchner, ¿creés que va a mejorar algo?
— Primero que ya hay polo audiovisual, por lo cual sería una
redundancia, “yo también quiero mi polo”. Segundo, el polo es agarrar un lápiz,
un mapa, trazar un área y decir “si venís y ponés tu productora acá no vas a
pagar ingresos brutos”. O sea que el que tiene una productora, tiene que
mudarse, y empata lo que no paga de ingresos. No es que hay todos edificios de
productoras y se los dan, no es “Cinecittá”. Y
además tienen que rajar a toda la gente que está laburando ahí. Ni siquiera
miraron que había, y agarraron el lápiz, dibujaron arriba del mapa y mandaron el
polo audiovisual. Nunca entendí qué fue eso de la “reencarnación del gran
arquitecto egipcio”, el título que ella misma se adjudicó durante el anuncio
del proyecto, no lo entendí. Hay un delirio faraónico explícito ahí.
— ¿Y el tema de las cámaras?
—Las cámaras, que fue la famosa discusión, todavía están en veremos. O
sea que alguna trabita había. No es como dijo la presidenta de que me llamaron
y me solucionaron el problema. Esto es como el tren bala. Es un delirio, hay
gente laburando ahí, y se anoticiaron de esa gente una semana después. Uno ve
que hacen tantos anuncios y dice: “¿cuándo laburamos si paseamos tanto?”
— Dijiste que tu verdadera pasión es la aviación, ¿por qué la dejaste de
lado?
— No la dejé, me dejó ella a mí. Después del todo despelote de LAPA,
nadie más me quiso contratar. No te digo que no los entiendo en un punto. Yo no
sé si me contrataría. Pero la verdad es que si a mi no me hacen volar vencido,
y no me hacen volar “no go”, con ítems de mantenimiento que no están en
condiciones, yo soy una nena. No tengo problemas con nada, ni con nadie.
— ¿Tuviste la oportunidad de pilotear otra vez?
— No. En la película volamos bastante, pero afuera de acá. Para el
record.
— ¿Hoy en día que es lo que ocupa tu tiempo?
— Básicamente cocinar, poner en orden
mi colección de vinos, el fútbol y un poquito de todas esas otras cosas:
películas, Innocence Project y proyectos a futuro que todavía no sé bien. Por
ahí abro un restaurante.
miércoles, 21 de noviembre de 2012
Mimos en el subte
Entró por la puerta del vagón en la estación Ángel Gallardo. La cara pintada de blanco, un corazón rojo dibujado en el cachete izquierdo y un delineado de ojos importante. Mediodía caluroso. El hombre de remera de cebra y pantalones negros comenzó su show: consistía en mostrar carteles, derruidos por el paso del tiempo, doblados y gastados, como los billetes de dos pesos cuando parece que se están por deshacer. Uno de los carteles decía sonríe. El mimo esperaba la aprobación visual de los pasajeros y pasaba al siguiente cartel, hoy puede ser un gran día. Algunos lo miraban con desconfianza, como si pensaran: haga lo que haga no me voy a reír. Mostró la siguiente inscripción: sonreír hermosea el rostro.
A decir verdad, no hacía ningún tipo de demostración surreal de pantomima, pero que estuviera soportando el enduido en la cara con el fuego que se respiraba, merecía un crédito extra. El siguiente cartel decía: Sí al amor.
Un borracho no paraba de reír mientras el mimo actuaba. Aprisionada en el vagón de la línea B el artista subterráneo me metió por los ojos frases de amor y paz, y aunque el hambre nos devoraba a más de uno en el mediodía porteño, no puedo negar que me puso de buen humor. Llegamos a la estación Carlos Pellegrini. Lo vi bajar con su maletín negro lleno de esos carteles. Subió unos escalones más arriba que yo en la escalera mecánica y agarró el camino para tomar el subte a Constitución. El personaje caminaba como si fuera uno más, pero no lo era. Todo podía estar en blanco y negro que no me iba a sorprender. Me lo imaginé fumando en una esquina, leyendo un diario de 1920, al lado de un niño llamado Aurelio con tiradores y el tiro del short por el cuello.
Me quedé pensando en qué era lo que ganaba haciendo eso. ¿Por qué querría decir mensajes positivos a una comunidad de pasajeros que lo iba a olvidar rápidamente? Por el estado de los carteles y porque era un hombre de mediana edad, se notaba que hacia bastante tiempo se dedicaba al mismo espectáculo. Me quedé pensando en las leyendas escritas en esos papeles viejos, y en si yo era la única que recordaba con tanta precisión lo que decían. De repente ya nadie tenía la cara pintada de blanco. La lombriz metálica serpenteaba por los túneles bajo tierra. No había luz.
lunes, 19 de noviembre de 2012
Reflejos de una antigua Berlín
La capital alemana fue ícono del período de la Guerra Fría, era
la prueba más tangible de esa fuerte división ideológica entre los bloques
occidental-capitalista, liderado por Estados Unidos, y el oriental-comunista,
liderado por la Unión Soviética, desde 1945 (el fin de la Segunda Guerra
Mundial) hasta el final de la URSS (con la caída del muro en 1989 y el golpe de
Estado en 1991). Fue una disputa en todos los campos que nunca tuvo acciones
directas. Se limitó a actuar desde ejes de influencia en el contexto
internacional y cooperación económica y militar por parte de los aliados de cada
bando. Hay algunas diferencias respecto de cuándo comenzó realmente esta guerra
ideológica, algunos lo atribuyen a 1917, momento de la revolución bolchevique
que veía en el capitalismo la raíz de todos los males. Sin embargo, durante el
transcurso de la segunda guerra mundial, las sospechas de que los Estados Unidos
planeaban un plan para que Rusia firmara un tratado de paz en su beneficio,
minaron las relaciones de los aliados.
En este contexto Berlín vivió un
bloqueo de un año, que comenzó en 1948 por parte del Ejército Rojo y tenía como
objetivo la rendición de la parte occidental de Berlín. Los aliados para
demostrar su fuerza llevaron a cabo el famoso “puente aéreo”, en el que con 900
vuelos por día abastecían con más de nueve mil toneladas por día a los casi dos
millones de habitantes de la Berlín occidental. Este golpe se valió de
propagandas estadounidenses para demostrar que el bloqueo de la URSS era
inútil, y llevó a la impopularidad de la Unión Soviética entre la población de
Berlín Occidental, y el posterior levantamiento del bloqueo en 1949.
Yendo un poco más atrás, Alemania, después de 1945 tuvo que adoptar una
postura más humilde, distinta al de ese gran imperio que se expandió por toda
Europa. La nueva fachada del congreso alemán en Berlín, con vidrios
transparentes da cuenta de eso: ahora se sabe lo que pasa adentro. La capital
germana hoy es una ciudad cosmopolita, en la que se funden lo viejo y lo nuevo.
Aunque, para encontrar ese pasado, uno debe mirar profundamente más allá de las
grandes cadenas de hoteles y restaurantes, la
impresionante terminal de trenes y el merchandising, que va desde pins
de osos berlineses hasta pasaportes falsos.
La Alemania soviética, si se puede decir así, se encuentra en la zona de
los grafitis en las paredes. Casi anecdótico, se extiende un breve tramo del
muro de Berlín, en la “East Side Gallery” sobre la Mühlenstraße, en la ribera del río Spree.
Diferentes artistas de distintas nacionalidades expresaron ahí lo que
significó la separación de occidente con oriente. Se lee una leyenda: Du hast gelernt was freiheit heisst und das
vergiss nie mehr. Aprendiste lo que significa la libertad y el
nunca olvidar. Solo
queda una galería artística como huella de ese muro que recorría 45 kilómetros , y que supo alejar al fascismo occidental del
comunismo oriental.
Resulta emblema y contradicción recorrer Berlín. Las calles no hablan de
esa guerra, ni de la fría ni de la caliente, salvo por los museos judíos, o la
topografía del terror donde se relata en paneles ploteados lo que fue “la
solución” de Hitler.
Se respira silencio, el mismo que se siente ante el monumento al
holocausto, situado en la misma manzana de la Puerta de Brandenburgo y al costado de donde alguna vez estuvo el
"Reichspraesidentenpalais", residencia de los presidentes de la era de
Weimar. Los bloques de hormigón empiezan bajos y separados, a medida que uno
empieza a caminar los bloques se hacen más altos, más angostos, el espacio se achica y el sol ya no se filtra por las paredes. Uno
se siente acorralado.
El chek point Charlie muestra la gran elocuencia simbólica
que siempre poseyó Estados Unidos para instalar su
forma casi siempre parecida: grandes carteles y una experiencia consumista. De
esa antigua Berlín solo queda el cartel que dice en inglés: “You are leaving
the American Sector” firmado por la “US Army”. El check point Charlie,
“Charlie” por la tercera letra del alfabeto fonético de la OTAN, fue el punto de paso más conocido de los utilizados durante la Guerra Fría.
Y era en ese punto, ubicado en la avenida Friederichstrasse, donde se podía conseguir el visado diurno para
cruzar a Berlín Este desde Berlín Oeste. El panorama hoy desde ese
lugar es una mini instalación del capitalismo: un Starbucks, las marcas más
importantes de ropa, un Mc´Donalds, varios locales de souvenirs. El mismo spich
visual del que se vale el consumismo para decir: acá estoy, y descontextualizar
cualquier ciudad, incluso Berlín.
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