El director y actor de 56 años habla pausado, piensa antes de contestar,
da ejemplos con las manos. En una habitación pintada de rojo oscuro, con un
escritorio, cuadros coloridos y un sillón estilo diván, se sienta con las
piernas cruzadas. “¿Le diste el menú?”, le pregunta a su asistente. Es que en
su productora, Aquafilms, ubicada sobre la calle Cabello en Palermo, el hombre
de la mirada entrecerrada explica que una de las “especialidades de la casa” es
ofrecer un menú a sus visitantes: moderno, con una oferta que va desde gaseosas
hasta sándwiches.
— Hasta 1999 eras piloto en LAPA ¿Cómo es que entra el cine en escena?
—El cine es una actividad sucedánea
de momento que no puedo volar, entonces me embarqué en esa. Y sí, es una
herramienta narrativa importante, que en ese aspecto me apasiona contar otra cosa, y creo que la herramienta es
esa. Hay gente que se apasiona por la herramienta y hay gente que se apasiona
por el fin, hay gente que le gusta viajar, y hay gente que le gusta volar
aviones en los cuales viaja otra gente.
A mí me gustaba la herramienta del vuelo, para otra gente es simplemente
un medio para ir de un lado a otro, para mí eso era el fin. Cuando dejé mi
trabajo como piloto de LAPA mi ingreso al cine fue casi sincrónico, de hecho
Garage Olimpo, una película en la que actué, se pre-estrenó un lunes, y el avión
se cayó al día siguiente. Siempre me había gustado actuar, eso sí me apasionaba
más y después empezó a transformarse en una herramienta narrativa con una
potencia bastante particular, que creo que por ahora ningún otro medio tiene.
— ¿En qué área te sentís más satisfecho? ¿Dirigiendo o actuando?
— Siempre dije que hay dos formas de
ganar plata sin trabajar, una es ser piloto y la otra es ser actor. Porque
hacés lo que hacías cuando eras chico, solo que ahora te pagan. Hay gente que
trabaja de verdad: a las nueve de la mañana va al banco y vuelve a las seis de
la tarde a su casa. Así que por ese lado es más divertido. Además, es lo que
estudié, nunca estudié cine. Pero también es cierto que es un trabajo en el que
manejo tiempos distintos. Como director, tomo decisiones que van a influir
directamente en el desenlace de los hechos, y me refiero a las consecuencias
que las películas tengan sobre la realidad, como por ejemplo que Fernando
Carrera esté afuera, o que a la
Fuerza Aérea le saquen el control de la aviación civil. Cuando
filmo un documental me planteo el efecto que eso puede tener sobre la realidad.
La ficción, en cambio, apunta más a la concientización o a la reflexión. Un documental
tiene mucho más peso específico.
En 2010 Piñeyro dirigió el “Rati Horror Show”, un documental que expuso
en la escena pública los abusos por parte de las fuerzas policiales,
particularmente con la causa de Fernando Carrera. Si bien afirma que el film
fue un “single shot”, una experiencia que no repetiría, las repercusiones que
la película trajo para la escena política y social sentó precedentes para futuras
investigaciones sobre el armado de causas.
— Con respecto a ese efecto del
cine, ¿cómo ves el rol en la denuncia social en la pantalla grande?
— Hasta ahora la venimos embocando. Impacta. Evidentemente impacta,
porque sea con Fuerza Aérea o con el Rati, las consecuencias políticas,
sociales y judiciales fueron reales. Porque en realidad Fuerza Área iba a ser
los extras de Whisky Romeo Zulú. Me
iba a poner una cámara adelante e iba a explicar porqué se cayeron esos dos
aviones. Al final, dije “no seamos tan bestias ni tan aburridos, pongamos una
animación, un poco de archivo, una camarita oculta”. Pero cuando terminamos
todo eso dijimos, “pero estos no son los extras, esto es una película”. En un
principio, evaluamos llevarla a la tele, pero nos dimos cuenta lo evanescente
que era. Lo mostrás el lunes y el miércoles todo el mundo se olvidó. Entonces,
la llevamos al cine y si bien la vio la décima parte de la gente, el peso
específico es tremendo, por lo que acontece socialmente, policialmente y
judicialmente. Y además, la vida que tiene una peli: sale de las salas, se va a
la tele, de la tele se va al dvd, da vuelta, después alguien la piratea en Youtube.
En realidad, la subimos nosotros a Internet para que por lo menos tuviera buena
calidad.
— ¿Qué significó “El Rati” a nivel profesional y personal?
— En lo personal fue una satisfacción muy grande, una sensación muy rara
que no me había pasado nunca. Sobretodo porque fue medio mágica, todo el mundo
estaba contento, como con la nevada, no había nadie en desacuerdo con la
nevada. Y acá sentía algo muy parecido. Es una sensación diferente porque
además, todas las otras películas eran denunciando algo, acá también, pero
básicamente era a favor de sacar un inocente de la cárcel.
— ¿Y por qué el caso Carrera y no otro?
—Cruce fortuito de caminos. Básicamente, mi hijo me mostró en Youtube un
programa de Nelson Castro en el que se contaba el caso Carrera, y pensé que era
otro caso más. Hasta que llama la jueza, y cuando la escuché hablar dije
“mamita, ¿esta mina con esta forma de hablar y de pensar va a conceptualizar
hechos que no presenció, y de esa abstracción convertirlos en una sentencia
judicial?” Y ahí me asusté, me quedé muy impactado con la jueza. Después
aparecieron acá dos periodistas, Pablo Galifero y Pedro Tesoriero, que me
propusieron un proyecto muy documental tradicional, que no me gusta mucho
porque siento que son programas de radio filmados. Y ahí empecé a mirar en
profundidad la causa, y me di cuenta que era un delirio.
— Cuando denunciaste lo de LAPA dijiste que te sorprendió que no te
hicieran ninguna denuncia desde el gobierno, ¿creés que hoy sería distinto?
— Bueno, fue distinto. Tengo once causas penales. Las gané todas, pero
no todas fueron calumnias e injurias: había lavado de dinero, sembrar el pánico
en la población, poner en peligro terceros superficiales, y con penas de 20 a 30 años de prisión. Eso
fue a partir de discutir por los radares con la Ministra de Seguridad Nilda
Garré. Ahí empezó.
— ¿Pensaste en hacer otro documental de otra causa?
— No, esto fue un “single shot”. Es un cartucho que se puede tirar una
sola vez, después ya no va a traer impacto. La cuota de investigación y trabajo
es, en verdad, la cuota que debería haber suplido el Estado con sus recursos. Ahora
haría una comedia, pero voy a hacer un cómic.
Una película épica, pero inspirada en un cómic.
El director del “Rati” es polifacético. Ingresó como piloto de LAPA en
1988, y participó en la investigación del accidente del Vuelo Austral 2553 que
se estrelló en Fray Bentos, Uruguay, en 1997. Habiendo denunciado previamente
las malas condiciones de las aeronaves y de operación, renunció en 1999 a la empresa. Ese año,
el 31 de agosto, se había estrellado el vuelo 3142 de esa misma aerolínea en
Aeroparque. En el accidente fallecieron 65 personas, hecho que el director
relató y protagonizó en el film Whisky
Romeo Zulú (WRZ) en el año 2004. Fuerza Aérea Sociedad Anónima fue el
corolario de WRZ, demostrando las irregularidades en el sistema de
aviación civil. Además de su rol de director, y de que confiesa no ser un
espectador frecuente de cine, participó en varias películas como actor, la
última en este año fue “Dormir al
sol”, del director argentino Alejandro
Chomsky.
La experiencia del “Rati” lo llevó
a seguir profundizando en el tema de las causas armadas, pero desde otro lugar.
Desde octubre de este año se conoció que será el director de la filial argentina de “The Innocence
Project”, una ONG estadounidense destinada a liberar presos por pruebas
implantadas.
— ¿Cómo surge participar en “The Innocence Project”?
— El teléfono me empezó a reventar después de la película, me llamaban
para contarme que estaban en la misma situación que Carrera. Y yo la verdad no
puedo hacer una película por cada uno, pero mientras hacíamos “El Rati”
habíamos caído en la cuenta de que existía el Innocence Project. Y entonces,
cuando se aquietó un poco la cosa, fuimos para allá y nos contactamos, y
empezamos a hacer todo el trabajo de armado para empezar.
— ¿Cuál es el objetivo de empezar acá con el proyecto?
— Los preceptos son liberar al inocente, trabajar con los estudiantes,
más específicamente con la formación, para que el día de mañana haya mejores
jueces fiscales y abogados. Otra de las acciones es promover legislación tal como
reservar la evidencia, revisar evidencia y que la policía se identifique y no
se presente de civil.
— Con respecto al proyecto del polo audiovisual impulsado por la
presidenta Cristina Kirchner, ¿creés que va a mejorar algo?
— Primero que ya hay polo audiovisual, por lo cual sería una
redundancia, “yo también quiero mi polo”. Segundo, el polo es agarrar un lápiz,
un mapa, trazar un área y decir “si venís y ponés tu productora acá no vas a
pagar ingresos brutos”. O sea que el que tiene una productora, tiene que
mudarse, y empata lo que no paga de ingresos. No es que hay todos edificios de
productoras y se los dan, no es “Cinecittá”. Y
además tienen que rajar a toda la gente que está laburando ahí. Ni siquiera
miraron que había, y agarraron el lápiz, dibujaron arriba del mapa y mandaron el
polo audiovisual. Nunca entendí qué fue eso de la “reencarnación del gran
arquitecto egipcio”, el título que ella misma se adjudicó durante el anuncio
del proyecto, no lo entendí. Hay un delirio faraónico explícito ahí.
— ¿Y el tema de las cámaras?
—Las cámaras, que fue la famosa discusión, todavía están en veremos. O
sea que alguna trabita había. No es como dijo la presidenta de que me llamaron
y me solucionaron el problema. Esto es como el tren bala. Es un delirio, hay
gente laburando ahí, y se anoticiaron de esa gente una semana después. Uno ve
que hacen tantos anuncios y dice: “¿cuándo laburamos si paseamos tanto?”
— Dijiste que tu verdadera pasión es la aviación, ¿por qué la dejaste de
lado?
— No la dejé, me dejó ella a mí. Después del todo despelote de LAPA,
nadie más me quiso contratar. No te digo que no los entiendo en un punto. Yo no
sé si me contrataría. Pero la verdad es que si a mi no me hacen volar vencido,
y no me hacen volar “no go”, con ítems de mantenimiento que no están en
condiciones, yo soy una nena. No tengo problemas con nada, ni con nadie.
— ¿Tuviste la oportunidad de pilotear otra vez?
— No. En la película volamos bastante, pero afuera de acá. Para el
record.
— ¿Hoy en día que es lo que ocupa tu tiempo?
— Básicamente cocinar, poner en orden
mi colección de vinos, el fútbol y un poquito de todas esas otras cosas:
películas, Innocence Project y proyectos a futuro que todavía no sé bien. Por
ahí abro un restaurante.