Edición Marzo 2014
La clase comienza y el salón de zócalos cuadrillé marrón y beige,
del edificio ubicado frente a Parque Lezama, toma la forma de una calle
atestada de gente que camina apurada. De repente, es la sala de urgencias de un
hospital. Ahora, dos señoras comparten el mate de la tarde. ¿Los personajes? Son
vecinos, que de día ofician de docentes, como el caso de Viviana, o psicólogos,
como Eduardo, que trabaja en el Hospital Borda.
Pero basta con una propuesta a la imaginación, para que cada uno
elija lo que quiere ser. La consigna es clara: “crear vidas ajenas, separarse de
uno y dar rienda suelta a esas imágenes que a uno se le presentan”, como explica
el director de teatro Héctor Cesana. Es que de eso se trata “Los de Al Lado”,
el grupo que coordina desde hace dos años, y que funciona en la Asociación
Civil Parque Lezama, en Martín García al 300. Con un elenco estable de seis
vecinos de diferentes edades, día a día descubren juntos el arte del drama.
Cesana creó varios grupos de teatro barrial, y de sus 76 años,
70 los vivió dirigiendo y actuando en obras como “Mateo”, de Armando Discépolo
y “La Nonna”, de Roberto Cossa. Además, participó en tres obras con el conjunto
Catalinas Sur, del barrio de La Boca. Con el idealismo de un visionario, el
hombre de mirada profunda sostiene que cada nuevo grupo es una “llamarada” que
se enciende, y que “no es solo actor el que está en la avenida corrientes, sino
también el que está en el barrio”.
Paralelamente, el bautismo de “Los de Al Lado”, remite a la
propuesta de inclusión del taller. “En un mundo individualista hay una deuda con la gente, de darle
la posibilidad de escuchar otro tipo de cosas”, resume Eduardo Pardinas, que además
de actuar, se encarga de la puesta en escena. Para Francesca, una joven santafecina
de 27 años que se mudó a la urbe porteña para estudiar teatro a nivel
profesional, el sentimiento es el mismo: “uno siempre busca que todo lo
que se transmita genere una toma de conciencia”.
Para la joven actriz, en
el mundo del teatro comunitario todo es más natural, porque “no existe la competencia”. Participar del taller es “divertirme, jugar, y acordarme de esa niña que era, a la que no le importaba nada más que inventar personajes”, cuenta Francesca.
Pero más allá del juego y de la improvisación, Cesana hace
hincapié en el profesionalismo y en lo que cada uno puede aportar de sí: “uno
acumula experiencias en una mochila que llevamos cada día, y la idea es sacar de
esa mochila lo que uno vivió, y trabajar con eso”. Es el caso de Julia López,
de 69 años: “Un día vine y ví que lloraban, gritaban, y dije bueno, acá me
tengo que poner la bota y gritar yo también”. Algo así como la madre del grupo,
Julia cuenta que “en las expresiones del jugar”, en realidad, representa gran
parte de su experiencia de vida.
Si bien habían cerrado el 2012 con un radio teatro, y en julio del
año pasado realizaron una muestra del taller, el gran salto de los actores de
Lezama fue en diciembre, cuando presentaron en la asociación “La Fiaca”, una
versión libre de la obra homónima del dramaturgo argentino Ricardo Talesnik. “Preparar
la obra nos posicionó desde otro lugar, porque vimos el reflejo de nosotros
mismos y nos sorprendimos de lo que pudimos lograr”, dice Viviana con orgullo, tras
dos años de animarse a romper sus esquemas.
Por su parte, Miriam, quien además de conformar “Los de Al Lado”
recibe a la gente que se acerca a la asociación, recuerda que el día del estreno
no la reconocieron. “De repente era una actriz, no era la dirigente, y eso es
lo que hemos logrado”, relata Cesana.
Con respecto a las obras, el director aclara que la búsqueda “no
es llevar al vecino más drama”, sino representar obras que hablen de lo
cotidiano desde otra mirada.
El grupo comenzará su actividad a partir de marzo, con ensayos
los días miércoles de 18 a 20, y sin duda, cada vez serán más “Los de Al Lado”.
Como resume Miriam: “somos todos vecinos: el público y nosotros, por eso sentimos
que todos podemos si nos lo proponemos”.